Seguro que alguna vez habéis notado que cuando el cielo está despejado hace más frío que cuando está nublado, sobre todo se nota más por las noches.
Esto ocurre porque por las noches la superficie terrestre se desprende del calor acumulado durante el día. Si el cielo está despejado la tierra se enfría más fácil y rápidamente, llegando la temperatura más baja antes del amanecer. Cuando el cielo está cubierto hace menos frío gracias a que las nubes no dejan salir la calor que desprende la tierra.
Las nubes están formadas por una espesa capa de vapor de agua, que hacen de filtros solares, capaces de reflejar hacia el exterior gran parte de energía del Sol.